Nuestro rostro es por lo general lo primero que los demás van a ver de ti. Así, es fácil determinar la importancia de mantenerlo limpio y saludable más allá de lucirlo, es también por higiene. Aunque para mantenerlo en buenas condiciones, puede que surjan dudas al respecto; ¿qué productos usar?, ¿cómo lavarlo?, ¿con qué frecuencia? Y otras. A continuación, haremos un análisis respecto al lavado del rostro y su frecuencia de 2 veces al día, así como de su importancia.
Índice
El cutis
La piel de la cara es la más sensible, delicada y fina de todo el organismo, y es la que más exposición presenta a los factores ambientales, tales como cambios bruscos de temperatura o contaminación. Lamentablemente, después de los veinticinco años de edad, comienzan a mostrarse las primeras señales del tiempo y el rostro es lo mas expuesto que tenemos. Por eso debemos determinar la mejor ruta para hacerle un mantenimiento adecuado.
Cutis graso o con acné
Este cutis, por lo general, posee poros con mayor dilatación y producción sebácea, lo que hace que se vea pegajoso, brillante y con propensión a que aparezcan espinillas y puntos negros. Para su tratamiento adecuado se recomienda el uso de sérums libres de aceite, a diario por la noche. Muchas pieles con acné solo requieren de uno de estos productos al final del día sin necesidad de cremas humectantes.
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Para su hidratación adecuada, se sugiere cualquier gel que sea libre de aceite. En este tipo de piel trabajan de maravilla los productos que tengan poca concentración de alfa hidroáxidos, tales como el ácido glicólico, que hace la tarea de peeling a nivel químico. De igual forma se sugiere las vitaminas E y C, ya que proveen una apariencia luminosa con sus propiedades antioxidantes.
Cutis delicado o reactivo con inclinación a la cuperosis
Esta piel tiende a ser blanca, reactiva y delgada, queriendo decir que se enrojece con cambios de clima o se alteran por algún elemento externo. Muchas veces, este tipo de piel muestra deshidratación, ya que permiten la pérdida de agua más fácilmente. Se inclina hacia la cuperosis, que son dilataciones vasculares de pequeñas dimensiones, produciendo manchas rojas en la superficie.
Para su tratamiento se recomienda el uso de sérums con vitaminas E y C durante las horas nocturnas, a diario. Para su hidratación se sugieren las cremas suaves que podrían estar combinadas con base de maquillaje, con ácido hialurónico y vitaminas. Por otro lado, los productos emolientes ayudan a aliviar la irritación y a contener el agua. Recuerda protegerte del sol con algún bloqueador.
Cutis normal
Para este tipo de piel, se sugiere utilizar agua micelar o leche limpiadora. Preferiblemente en la mañana y en la noche. No es recomendable usar tónicos de ninguna clase. Por la noche, como tratamiento, utiliza ácido hialurónico o sérums con vitaminas. Para hidratar, usa crema humectante con vitaminas, el mismo ácido mencionado anteriormente o base de maquillaje con protección solar.
Cuidados adicionales
Aquí podemos mencionar el uso de algún fotoprotector para todo tipo de piel. La aplicación correcta dependerá de la estación del año; si es primavera o verano, se recomienda uno de índice alto, por ejemplo 30/50. Para los demás meses puedes usar el índice 15/20. Estos productos son muy útiles para combatir el paso del tiempo. Ellos evitan que arrugas o manchas aparezcan porque, luego de cumplir veinticinco años de edad, comienzan a notarse las primeras señales.
En cuanto al maquillaje, si es de tu preferencia, es posible usar base con la crema humectante o utilizar las cremas del tipo BB o CC, que aportan un filtro para el sol a la vez que hidratan. Es importante señalar que el hecho de maquillarse no hace que la piel envejezca, mientras que se haga una limpieza correcta en la cara antes de acostarnos a dormir.
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Si no lavamos la cara, ¿qué pasa?
Los especialistas afirman que no limpiar el rostro, puede producir la aparición de acné, específicamente luego de hacer ejercicio físico. De igual forma, les puede pasar a las personas que usan cascos o sombreros, mostrando acné en la frente en el caso de que no se sequen el sudor producido.
Es importante tener en cuenta que, aunque no se esté sudando, la rutina diaria te expone a múltiples agentes ambientales capaces de tapar los poros. Durante las horas de sueño y durante las horas del día, las células muertas y la grasa se depositan en la piel. Igual que al salir a la calle, la piel se encuentra expuesta a la contaminación.
Los elementos que contaminan son potencialmente infecciosos, tales como los virus o las bacterias y ellos podrían producir alergias. Estos elementos son los que queremos tener lo más lejos posible de nuestra piel. Por otra parte, el maquillaje que queda al no hacer una limpieza correcta, ayuda a que algunos productos para el cuidado de la piel no funcionen adecuadamente, tales como los bloqueadores solares.
Este tipo de productos se ven en la dificultad de ser absorbidos ya que la piel no se encuentra limpia y posee un manto de suciedad. Sin embargo, la piel tiene la facultad de exfoliarse por sí sola un promedio de cada veintiún días, tal como lo hacen las serpientes cuando mudan su piel periódicamente.
Lavar la cara
Lavar la cara muy pocas veces o hacerlo demasiado, usando agua solamente sin tener las manos previamente limpias, cuentan como los desaciertos más frecuentes al momento de lavarse el rostro. Muchos de nosotros consideramos que lavar la cara no esconde ningún secreto y que el hacerlo no es difícil. Pues, según estudios, la tercera parte de las personas no lo hace bien. Para ello se tomó como muestra un aproximado de cinco mil personas entre once países.
La limpieza del rostro es parte importante de la rutina de aseo, y ello se debe a distintas razones como la eliminación de células que se descaman cada día, reducción del sudor y el sebo en exceso, además del retiro de contaminación ambiental como el humo, y otros. Por otra parte, ayuda a que los tratamientos que se apliquen posteriormente, sean absorbidos con facilidad.
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Aún existe desconocimiento en cuanto a la limpieza facial correcta. Principios como las dos veces diarias o el mantenimiento de la barrera epidérmica, no son del todo comprendidos por muchas personas. Y en parte, eso hace que se cometan numerosos errores en el proceso de aseo en el rostro.
Frecuencia del lavado de la cara
Cuando queremos lucir una piel saludable, se requiere limpiar la cara correctamente, y claro que hay que tener una alimentación balanceada y consumir al menos 2 litros de agua cada día para tener un nivel de hidratación aceptable. Aunque, a veces eso no basta, y entonces nos preguntamos ¿con qué frecuencia tenemos que lavarnos el rostro?
Últimamente, el hecho de lavar las manos es lo que más se ha estado promoviendo, y eso está más que justificado por causa de la pandemia Covid 19. Por otra parte, lavar la cara ha estado quedando relegado a un papel secundario, y según los especialistas, ese lavado debería hacerse 2 veces al día. Si lo hacemos 3 o más veces podríamos caer en exceso y eso desequilibraría el pH, más el brillo del tejido dérmico.
Podríamos emplear la frecuencia de tres a más lavados al día, solo en casos excepcionales como piel muy grasa. Como norma común, se sugiere hacer el lavado al levantarse en la mañana y previamente al irse a dormir en la noche. Si comenzamos a implementar esta actividad como una costumbre diaria, las cosas resultaran más sencillas.
Podemos decir que el lavado de dos veces al día sería el punto exacto, siempre que no se sostenga por mucho tiempo ni que se haga con productos muy abrasivos. Ideal en la mañana para ayudar en la aplicación de tratamientos para la piel, y antes de dormir para liberar los poros y evitar así que se deposite grasa en ellos y desencadene la aparición de acné u otras afecciones.
Cuidado de la función barrera
Un alto porcentaje de las personas no presta atención a la función barrera al momento de escoger un limpiador para el rostro. Esta función no es más que la que posee la capa exterior de la piel para defenderla de los elementos externos. Dicha función es importante, porque ella reduce el efecto de la contaminación ambiental, previene que el agua se pierda, sosteniendo mejor la hidratación y fortaleciendo la inmunidad en la piel.
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En efecto, la barrera cutánea cuando se encuentra fuerte, es capaz de hacer frente a los efectos de la contaminación, así como de la luz azul de algunos artículos electrónicos y de la radiación de la luz del sol. Así que, una medida fundamental para mantener en condiciones a la barrera cutánea, es hacer un correcto lavado del rostro a diario.
Frecuencia según tu tipo de piel
Se les recomienda a aquellas personas que sufren de acné, una frecuencia de 2 lavados cada día, y para aquellos que presentan una piel mixta, lo más aconsejable es de una vez diaria, según los especialistas. Algo similar pasa con los que tienen piel seca, sin embargo, los dermatólogos manifiestan que se puede caer en exageración si se emplea un limpiador de manera muy frecuente, ya que ellos son capaces de eliminar la capa protectora y aceites propios del organismo.
Esto incluso podría ser nocivo para el tipo de piel delicada. También, mientras más edad tengamos, la piel tendrá la tendencia de estar reseca, y así el lavado de 2 veces diarias no es necesario. Con la edad, la piel comienza a perder la facultad de producir los humectantes naturales, y por ello, los limpiadores castigan más al cutis que presenta mayor desgaste.
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De igual forma, cuando las personas no tienen la costumbre de usar maquillaje u otros productos cosméticos y su piel no es del tipo graso, entonces el lavado no necesita ser muy riguroso. Es importante aclarar que la cara debe ser lavada, aunque no uses maquillaje, debido a que el tejido dérmico genera aceites que tapan los poros, lo que podría desencadenar en acné u otras dolencias. Esperar que se tenga la sensación de que hay que lavar la cara no es recomendable; se debe hacer, aunque luzca limpia y fresca.
¿Cómo lavar la cara?
Al referirnos al lavado del rostro, estamos involucrando algún producto limpiador, además del agua. Debe ser un producto que permita retirar la grasa, impurezas o cualquier tipo de partículas que hayan podido quedar depositadas en el cutis a lo largo del día, tarea que el agua por sí misma no puede hacer.
Hazlo con jabón, masajeando hasta que la espuma aparezca, enjuágate con agua templada y procede a secar con una toalla limpia. Posteriormente, es aconsejable que te pongas un bloqueador solar o un humectante contra rayos UV. Repite el procedimiento antes de irte a dormir, solo que con otro tipo de crema ya que no se necesita protección contra el sol durante esas horas.
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Si tu piel es delicada o no, lo mejor es utilizar un limpiador o jabón suave, aplicando con sutileza, sin restregar muy fuerte ya que podrías producir irritación. Luego de lavar el rostro, puede que sientas resequedad o tirantez en la cara, lo que es algo normal, queriendo decir esto que el producto que estás empleando no es el apropiado para tu piel o es muy abrasivo.
El limpiador para el rostro no debe sustituir la comodidad y la salud por el acabado final. Lo ideal es usar aquellos productos diseñados especialmente para las necesidades de tu piel, que te hidraten y suavicen, sin alterar el pH de tu cutis, el cual debe ser un poco ácido y traigan equilibrio del microbiota presente en esa área del cuerpo.
Cuando queramos retirar el maquillaje o los bloqueadores solares, lo mejor es hacerlo con productos aceitosos o espumosos, y al secar, igual no hay que restregar, sino usar una toalla pulsando la piel, la cual debe ser solo para el uso exclusivo del rostro. Todo esto es aconsejado por los especialistas del ramo.
Lavado a fondo
Si cargas la obsesión de tener la piel más limpia que los demás y te lavas más de 2 veces al día, caes en un desacierto. De querer limpiarte a profundidad, te recomendamos usar un exfoliante, y así promueves una regeneración de las células. Si tu piel sufre de acné, la limpieza a diario se verá complementada con una exfoliación suave semanal removiendo los puntos negros. De todos modos, en caso de dudas o piel muy delicada, visita al dermatólogo.
A estas alturas ya deberías tener presente que el agua sola no te va a remover correctamente el maquillaje, sudor, impurezas o sebo. Sin embargo, es posible que no tengas claro la temperatura ideal para lavar el rostro, la cual si es muy caliente produciría la vasodilatación. Y tampoco debe ser muy fría. Todo dependerá del tipo de piel.
Productos recomendados
Al momento de elegir un limpiador apropiado para nuestro tejido dérmico, debemos hacerlo de tal manera que el producto sea efectivo mientras muestra una alta tolerancia. Es necesario aclarar que el jabón común de manos en formato de pastilla, tiene un efecto irritante y secante mayor que los demás.
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Cuando de gel de baño se trata, están compuestos por agentes sintéticos que, según sus funciones, pueden combinar ingredientes que producen gran cantidad de espuma y gran poder limpiador, aunque con un nivel medio de tolerancia. Sin embargo, cuando se habla de lavar el rostro, generalmente se deben usar productos basados en aceite o emulsión, acorde para cutis reseco.
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Hábitos que deben ser vigilados
Muy importante es observar los malos hábitos que suelen sabotear el aseo facial, tales como no lavar tu ropa de cama, sábanas y almohadas por más de 7 días, el uso de brochas para maquillar sin limpiar, o no retirarse el maquillaje al dormir. Al igual que no lavarse las manos previamente al lavado de la cara.
Otros puntos interesantes a considerar son los efectos emocionales que produce el lavado deficiente. Por ejemplo, cuando nos dormimos sin lavar la cara, luego nos levantamos apenadas, culpables o con frustración. Además, cuando usamos los teléfonos, estos por regla general, están impregnados de bacterias.
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Consideraciones finales
En el mundo de la cosmética, la belleza es el objetivo central. Pero esto no quiere decir que no vamos a observar la higiene necesaria para mantener un organismo saludable. De nuestro cuerpo, el rostro se reserva la piel mas delicada por lo que el cuidado del mismo resulta fundamental. Su aseo te proveerá beneficios más allá de lucir como lo mereces, así que, con lo aprendido en este artículo, lava el camino a un rostro de película.